8 curiosidades del monte Kailash, la montaña sagrada

29 julio, 2016 - David García

Bandera china junto al monte Kailash. Zanskar (iStock)
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Pocos lugares hay tan venerados en el mundo como el monte Kailash, en el Tíbet (China). Y es que esta montaña de más de 6.600 metros de altitud es sagrada tanto para hinduistas como para budistas. Su pasado y presente está llena de curiosidades que tal vez desde nuestra perspectiva occidental nos cueste asimilar. Ahí van unas cuantas.

 

1. Sin significado claro.

¿Qué significa Kailash? No se sabe a ciencia cierta. Los historiadores que han buscado no han encontrado nada. Tirando del hilo solo lo han podido relacionar con un término sánscrito que significa ‘cristal’. Eso sí, la traducción tibetana es la de ‘preciosa joya de nieve’.

Monte Kailash. MuYeeTing (iStock)

Monte Kailash. MuYeeTing (iStock)

 

2. Montaña ‘virgen’ para los escaladores.

Es el único monte importante en todo el mundo que no tiene ningún intento conocido de escalamiento, en deferencia a las creencias religiosas budistas e hindúes.

El monte sagrado, con la típica 'decoración' tibetana. Padsaworn Wannakarn (iStock)

El monte sagrado, con la típica ‘decoración’ tibetana. Padsaworn Wannakarn (iStock)

 

3. Origen de grandes ríos.

El monte no es solo importante en lo que a religión se refiere, también para el medioambiente, ya que en él nacen grandes e importantes ríos como el Indo (que desemboca en el mar Arábigo); el Sutlej; o el Brahmaputra (que desemboca en el golfo de Bengala). Además, junto a este monte podemos encontrar el lago Mana Sarovar y el lago Rakshas Tal.

Imagen de uno de los ríos que nacen del monte Kailash. AnnaLaine (iStock)

Imagen de uno de los ríos que nacen del monte Kailash. AnnaLaine (iStock)

 

4. Significado en el hinduismo.

Shivá, el dios de la destrucción para los hinduistas, reside en la cumbre del monte Kailāsh, que es visto en algunos credos del hinduismo como el paraíso y último destino de las almas. Alrededor de él se configura una curiosa simbología: la montaña es el linga (falo) del dios Shivá y el lago Mana Sarovar, situado en su valle, como la ioni (vulva) de su consorte Párvati. El monte Kailash sería el pilar y centro del mándala del mundo y los cuatro ríos que nacen en él fluyen a los cuatro extremos del mundo y lo dividen en cuatro regiones.

Imagen de Shiva en el monte Kailash. Vbel71 (iStock)

Imagen de Shiva en el monte Kailash. Vbel71 (iStock)

 

5. Significado en el budismo.

Para los budistas, mientras tanto, creen que Kailash es el hogar del buda Demchok (también conocido como Demchog o Chakrasamvara), que representa la máxima dicha.

Fresco en un monasterio tibetano del monte Kailash. Tanuki Photography (iStock)

Fresco en un monasterio tibetano del monte Kailash. Tanuki Photography (iStock)

 

6. Un camino de 52 kilómetros.

Las peregrinaciones al monte sagrado tienen un objetivo común sea cual sea la religión: circunvalar el monte (no se puede escalar, recordemos). Pero no es tarea fácil ya que el circuito que lo rodea tiene 52 kilómetros y según la tradición hay que hacerlo en un solo día. Muchos peregrinos no lo consiguen por las malas condiciones del circuito, una forma física poco adecuada y el mal de altura.

Peregrinos tibetanos junto a uno de los lagos del monte Kailash. Zzvet (iStock)

Peregrinos tibetanos junto a uno de los lagos del monte Kailash. Zzvet (iStock)

 

7. ¿En qué sentido?

Es importante también rodear el monte en un sentido o en otro, depende de cada religión. Los hindúes y los budistas creen que debe hacerse en la dirección de las manecillas del reloj, mientras que los jainistas y los bönpo lo hacen al revés.

Bandera china junto al monte Kailash. Zanskar (iStock)

Bandera china junto al monte Kailash. Zanskar (iStock)

 

8. El monte se ‘abre’ al turismo.

Aunque se encuentra en un punto muy remoto del Tíbet, el monte Kailash poco a poco se abre al turismo. Son muchos los amantes de las religiones hinduista y budista y por eso acuden a ver y sentir por sí mismos estas maravillas. El circuito turístico oficial suele hacerse en verano, cuando el tiempo es más suave y conlleva pasar al menos dos noches de acampada y tres días a pie, con muy poca comodidades.

Peregrinos budistas rezando de camino al Kailash. Zanskar (iStock)

Peregrinos budistas rezando de camino al Kailash. Zanskar (iStock)

 

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