Qué entrenamiento siguen los perros antidroga que ves en el aeropuerto

18 octubre, 2017 - Miguel Á. Palomo

Perro antidroga (Senior Airman Matthew Lancaster, US Air Force)
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El trabajo para ellos es un juego. Son colaboradores inestimables de la policía en la lucha antidroga. Su altísimo grado de efectividad hace que cada vez se ponga más énfasis en el entrenamiento de las unidades caninas. Si el tráfico ilegal sofistica los métodos de alijo y contrabando, los perros antidroga siguen siendo los mejores sabuesos para detectar las sustancias ilegales. Por ello no parece que vayan a dejar de tener presencia en puestos fronterizos y aeropuertos.

Entrenamiento canino en El Paso, Texas (US Customs and Border, Flickr)

Entrenamiento canino en El Paso, Texas (US Customs and Border, Flickr)

Los perros antidroga tienen cierta condición genética. Es decir, hay una serie de razas más propicias que facilitan su “vocación policial”. Esto es, golden retriver y labrador, pero también pastor belga y alemán, cocker spaniel y springer spaniel. Se buscan canes de tamaño medio que sean ágiles (una buena alimentación favorece que estén en forma), impongan y tengan buen hocico para rastrear.

Perro policía (echoforsberg, Wikipedia)

Perro policía (echoforsberg, Wikipedia)

Desde muy jovencitos, antes incluso de cumplir el primer año, empiezan su adiestramiento en las escuelas policiales que puede llevar desde un mes hasta un curso entero. Al igual que los alumnos perrunos, los instructores también deben someterse a un periodo de formación exclusivo que incide, por un lado, en la relación con el animal y, por otro, en la actividad concreta que se va a llevar a cabo, en este caso relacionada con la detección de estupefacientes.

Entrenamiento canino en El Paso, Texas (US Customs and Border, Flickr)

Entrenamiento canino en El Paso, Texas (US Customs and Border, Flickr)

La vida laboral del perro antidroga es corta y no se prolonga más allá de los siete años, con una media de cinco años de trabajo intenso, momento de su jubilación en centros de adopción. La clave del éxito de un buen agente K-9, como se les conoce en Estados Unidos, es el vínculo establecido con su instructor que generalmente se dirige a él en inglés o alemán ya que son preferibles las instrucciones cortas y directas.

Perro antidroga en Wellington, Nueva Zelanda (Phillip Capper, Flickr)

Perro antidroga en Wellington, Nueva Zelanda (Phillip Capper, Flickr)

En cuanto al entrenamiento propiamente dicho, hay que dejar claro que los perros no consumen en ningún momento sustancia tóxica alguna. Existen varios métodos distintos, pero todo se basa en el juego y en la recompensa, si bien a lo largo de duras jornadas diarias. El perro aprendiz se familiariza con un juguete que servirá de premio incentivador o por el contrario asociará éste con las drogas que ya empezará a reconocer por su olor. Muchas veces se trabaja con drogas falsas que imitan los olores de la cocaína o la marihuana; en otras ocasiones es el juguete el que huele como la droga. La capacidad de registro de su memoria olfativa es tan amplia que el perro antidroga es capaz de detectar decenas de sustancias distintas.

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