10 lugares imprescindibles que ver en la Patagonia

Cuando casi todo parece andado y explotado, el hombre necesita darse un respiro y encontrarse solo frente a la inmensidad. Y si queda un lugar en la tierra virgen y salvaje ése es la Patagonia, sea argentina o chilena. Uno de los confines del mundo, en la América más austral, todavía ofrece grandes atractivos turísticos disponibles todo el año: tupidas extensiones de bosques, macizos graníticos inexpugnables, pueblecitos pintorescos, animales de frío, lenguas kilométricas de hielo perpetuo, paisajes irreales, naturaleza en vena. Te invitamos a recorrer nuestros 10 lugares imprescindibles que ver en la Patagonia.

1. Glaciar Perito Moreno

Desde el pueblo de El Calafate parte la excursión a una de las maravillas más icónicas de Argentina. Es sólo un ápice del parque nacional Los Glaciares, pero este muro glaciar con vida propia cautiva como pocas postales. Los turistas lo contemplan en éxtasis y rezan para que ése sea el momento en el que un trozo de hielo se desprenda y rompa el silencio con estruendo.

2. Torres del Paine

Otro capricho de la naturaleza singular e inaplazable. El parque nacional chileno depara un frente de roca granítica imponente, un skyline lleno de dramatismo por su morfología imposible cincelada en los abismos. El macizo puede bordearse a pie en una travesía que es todo un viaje entre lagos, bosques y glaciares.

3. Glaciar Grey

Precisamente, hablando de glaciares no es aconsejable perderse esta masa azulada que desde luego no parece de este mundo. Churretes y más churretes, formas sinuosas, paraíso de escaladores de hielo allí donde uno se interna en los Campos de Hielo Sur, un paisaje inagotable cuya extensión sólo es superada por la Antártida y Groenlandia.

4. Lago Nahuel Huapi

Menos extremo y más confortable es este lago argentino de origen glaciar perteneciente al parque nacional homónimo y en cuya orilla se enclava Bariloche, una de las estaciones turísticas y de aventura más importantes. Pero el lugar es bonito a rabiar, no en vano National Geographic consideró que es una de las mejores panorámicas naturales del mundo.

5. El Chaltén

Este pueblecito es un campo base perfecto para atajar senderos y rutas de trekking. Se puede acceder al parque nacional Los Glaciares y hasta alcanzar el Campo de Hielo Patagónico Sur, pero igual te conformas con atisbar a lo lejos el Cerro Fitz Roy, un picacho que parece humear como un volcán al estar casi siempre envuelto en nubes.

6. Ventisquero Colgante

Podríamos citar simplemente al parque nacional Queulat ya que su interés es completo al ser un área casi intacta, pero es tan tremendo el paraje en cuestión que no podemos sino quedarnos boquiabiertos y tal vez aplaudir en soledad. Un torrente de hielo paralizado y a la vez precipitado sobre un acantilado perdido entre montañas bien merece el trayecto. Pero hay más atractivos en el parque.

7. Catedral de Mármol

En la costa del lago chileno General Carrera, la erosión ha esculpido estas formaciones lacustres como auténticas cavidades arquitectónicas. Los islotes resultantes se han bautizado como la citada Catedral de Mármol, la Capilla de Mármol y la Caverna de Mármol.

8. Glaciar Upsala

En el brazo norte del mismo lago, dentro del parque Los Glaciares, esta inmensa mole helada de 53 km de largo y 13 de ancho bien podría servir de escenario para el Muro de Juego de Tronos. Colosal, desafiante y aparentemente inaccesible por su pared vertical de hasta 40 metros de altura. Se puede recorrer el brazo en kayak.

9. Parque Pumalín

Estamos ante uno de los parques privados más grandes del mundo, un proyecto consagrado a la preservación del bosque húmedo, aunque sólo sea esta parte. El ricachón Douglas Tompkins compró en 1991 17.000 hectáreas pero aunque se nombró al parque santuario de la naturaleza, en 2011 el gobierno chileno expropió parte de los terrenos.

10. Ushuaia

Llegamos al fin del mundo, al menos a la ciudad más austral que existe. Es lógicamente una ciudad turística, pero la gracia está en echarse a la mar del Canal Beagle para ver pingüinos y lobos marinos o dispersarse entre tanta naturaleza abrumadora que se despliega por el parque nacional Tierra de Fuego.