Descubre 7 cuevas prehistóricas de España imprescindibles para los amantes del arte rupestre, la historia y la...
España es un auténtico paraíso para los amantes de la prehistoria y la arqueología. Nuestro país cuenta con algunas de las cuevas prehistóricas más impresionantes de Europa, muchas de ellas declaradas Patrimonio de la Humanidad. Si te interesa conocer de cerca el arte rupestre y el modo de vida de nuestros antepasados, no puedes perderte estas siete cuevas prehistóricas que, además de historia, ofrecen paisajes espectaculares y experiencias únicas.
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La Cueva de Altamira es, sin duda, la más famosa de España y una de las más reconocidas del mundo. Situada cerca de Santillana del Mar, se la conoce como la «Capilla Sixtina del arte rupestre» por sus magníficas pinturas policromadas del Paleolítico Superior. Aunque la cueva original está cerrada al público para su conservación, puedes visitar la Neocueva, una réplica exacta en el Museo de Altamira, donde disfrutarás de bisontes, ciervos y caballos pintados hace más de 14.000 años. Es un viaje al pasado que no deja indiferente a nadie.
Muy cerca de Altamira, en Puente Viesgo, encontramos la Cueva de El Castillo. Aquí se han descubierto pinturas de más de 40.000 años de antigüedad, lo que la convierte en una de las galerías de arte más antiguas del planeta. La cueva alberga más de 275 figuras, entre manos en negativo, animales y símbolos abstractos. Además, el propio entorno del Monte Castillo reúne varias cuevas visitables, como Las Monedas, Las Chimeneas y La Pasiega, todas ellas con arte prehistórico.
En Ribadesella, Asturias, la Cueva de Tito Bustillo es otro de los grandes tesoros del arte rupestre europeo. Sus pinturas y grabados, que datan de hace unos 15.000 años, destacan por su riqueza y variedad: caballos, ciervos, renos, bisontes y hasta una figura humana. Se puede visitar con guía y, además, el Centro de Arte Rupestre cercano ofrece exposiciones y talleres para todas las edades. Es una visita ideal para familias y curiosos del pasado.
En el corazón de Andalucía, la Cueva de Ardales es una joya menos conocida pero imprescindible. Sus pinturas y grabados se extienden a lo largo de más de 1.600 metros, con representaciones de animales, signos y manos, algunas con más de 30.000 años de antigüedad. La cueva solo se puede visitar con cita previa y en grupos reducidos para proteger su frágil entorno, pero la experiencia merece mucho la pena. Además, el paisaje kárstico que la rodea es espectacular.
Otra maravilla andaluza es la Cueva de la Pileta, cerca de Benaoján. Descubierta en 1905, sus paredes muestran pinturas de caballos, peces y hasta focas, junto a numerosos signos y puntos. Es una de las pocas cuevas que aún se pueden recorrer con una linterna en mano, lo que añade emoción y autenticidad a la visita. Su acceso es algo exigente, pero la recompensa es contemplar uno de los conjuntos artísticos más impresionantes de la península.
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En Zuheros, dentro del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, se encuentra la Cueva de los Murciélagos. No solo es famosa por sus pinturas y grabados rupestres, sino también por los hallazgos de restos humanos y animales del Neolítico. El recorrido por la cueva es fascinante, con estalactitas, estalagmitas y amplias galerías, además de las muestras de arte rupestre. Un destino perfecto para combinar naturaleza, cultura e historia.
En el País Vasco, la Cueva de Ekain destaca por su colección de pinturas de caballos, consideradas entre las mejores de la prehistoria europea. Las representaciones, de hace unos 13.000 años, muestran gran realismo y detalle, y han sido reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Para preservarla, la cueva original no está abierta al público, pero puedes visitar Ekainberri, una excelente réplica muy cerca del yacimiento original que recrea fielmente el ambiente y el arte de la cueva.
Antes de lanzarte a descubrir estas maravillas, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones para aprovechar al máximo la experiencia:
Visitar estas cuevas prehistóricas es mucho más que un plan cultural; es un viaje al origen de nuestra historia como especie. Estos lugares nos conectan con las primeras formas de creatividad y espiritualidad de la humanidad, y nos permiten entender mejor nuestro pasado. Si tienes la oportunidad, no dudes en incluir alguna de estas cuevas en tu próxima escapada. Te sorprenderán tanto por su valor histórico como por la belleza natural que las rodea.
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