Adiós España: la bonita isla británica que supera a Canarias o Mallorca (Adobe Stock)
Cuando pensamos en playas impresionantes dentro de Europa, normalmente nos vienen a la cabeza nombres conocidos como Canarias o Mallorca. Sin embargo, hay un rincón en el Reino Unido que está comenzando a llamar la atención de los viajeros y que, sorprendentemente, poco tiene que envidiar a los paraísos más populares. Hablamos de Guernsey, una isla situada en el Canal de la Mancha, a medio camino entre la costa francesa y el sur de Inglaterra.
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Según datos recientes de Holiday Extras, los desplazamientos de turistas británicos a Guernsey han crecido un 103% este verano. La isla está ganando protagonismo como alternativa a los destinos vacacionales más típicos del sur de Europa. ¿El motivo? Ocho horas de sol al día durante el verano, temperaturas suaves y paisajes que parecen sacados de un cuadro.
La accesibilidad es otro de sus puntos fuertes: se encuentra a tan solo cuarenta minutos de vuelo desde Reino Unido y unas tres horas en ferry hasta su capital, St. Peter Port. Esto facilita mucho el viaje, especialmente para quienes buscan una escapada diferente sin tener que cruzar medio continente.
Uno de los mayores atractivos de Guernsey son sus playas de arena blanca y aguas transparentes. Espacios como Vazon Bay, Petit Bot Bay o Cobo Bay ofrecen paisajes espectaculares y una tranquilidad difícil de encontrar en otros destinos europeos. Aquí se puede nadar, practicar surf o simplemente tumbarse a disfrutar del buen tiempo y las puestas de sol.
Además, los senderos costeros permiten recorrer acantilados, calas escondidas y zonas de naturaleza virgen, ideales tanto para los amantes del deporte como para quienes buscan desconectar.
Guernsey no solo destaca por su entorno natural. La isla es un cruce de caminos entre la cultura británica y la francesa, algo que se refleja en su gastronomía, arquitectura y costumbres. Pasear por St. Peter Port es descubrir calles empedradas, casas de colores y pequeños cafés donde probar dulces típicos como el «gâche» o productos frescos del mar.
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Los aficionados a la historia disfrutarán visitando el Castillo Cornet, una fortaleza del siglo XIII que hoy alberga varios museos y ofrece unas vistas espectaculares del puerto. Además, Guernsey guarda memoria de la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial, con museos y túneles que permiten conocer de cerca este periodo.
Para aprovechar al máximo la estancia, lo ideal es dedicar al menos tres o cuatro días para recorrer la isla con calma. El alquiler de una bicicleta o un coche puede ser buena idea para llegar a calas escondidas y explorar los rincones menos transitados.
Guernsey se está posicionando como una opción ideal para quienes buscan un destino playero diferente, lejos del bullicio de los lugares más turísticos. Sus paisajes, la mezcla cultural y la hospitalidad de sus habitantes la convierten en una elección recomendable para todo tipo de viajeros.
Así, cada vez más personas están descubriendo que no hace falta cruzar el Atlántico para encontrar playas de ensueño. Guernsey, esa joya aún poco conocida del Reino Unido, está lista para sorprender a quien se anime a visitarla.
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