Conoce estas impresionantes minas de sal en Transilvania

Hay minas y minas. Casi ninguna como las minas de sal de Turda, la Salina Turda para los amigos. Descubrir esta impresionante atracción turística supone adentrarse en la Rumanía más mitificada por el imaginario colectivo, ya que hay que poner rumbo a Transilvania. Como alternativa a los bosques misteriosos y al castillo de Drácula, merece la pena bajar a esta reliquia histórica que tiene nada más y nada menos que 13,6 millones de años de antigüedad.

Turda está en la provincia de Cluj y lo más funcional es llegar a la mina desde la misma ciudad de Cluj con destino Turda. Una vez allí, la entrada a la mina apenas dista un par de kilómetros. Pagado el ticket de acceso, el visitante baja en ascensor hasta un estrecho y largo túnel de sal que conduce directamente hasta el sobrecogedor socavón. Es el camino que los trabajadores hacían desde que en el año 1075 se empezara a explotar la mina hasta que se puso fin a la extracción en 1932 debido a lo obsoleto de sus sistemas de trabajo. La sal se seguía extrayendo manualmente con martillos y plumas de acero y los métodos explosivos no funcionaron. Cerrada la mayor despensa salina de Transilvania, fue refugio antiaéreo en la Segunda Guerra Mundial. Tras su abandono, en 1992 se reabrió al público y en 2009 se hizo una considerable renovación de sus instalaciones.

Estas minas de sal son de un tamaño descomunal cubriendo un área de unos 45 kilómetros cuadrados con un espesor de 250 metros. El mantenimiento requiere una temperatura constante que sólo oscila entre los 10 y 12 ºC. Así se conserva la sal mineromineral, cuya explotación se intensificó entre finales del siglo XIV y mediados del siglo XVI.

Hoy las minas de Turda son el mejor de los museos para conocer la historia y la evolución de la extracción salina. Los equipos mineros están perfectamente conservados y el espectáculo de esta ciudad subterránea de imagen irreal hacen de ella una visita obligada si se pasa por Cluj Napoca. Pozos descomunales, galerías de transporte, salas y más salas, lagos, iluminación como de ciencia-ficción… El viaje al centro de la tierra es así de estimulante.