Esta famosa ciudad italiana limitará el acceso para evitar el turismo masivo (Adobe Stock)
La famosa ciudad italiana de Pompeya, cercana a Nápoles, ha decidido reducir el número de visitantes para proteger su patrimonio. Este verano, más de cuatro millones de personas visitaron el sitio arqueológico, alcanzando un récord con 36.000 visitantes diarios. Ante esta afluencia masiva, la administración del Parque Arqueológico de Pompeya implementará restricciones de acceso para conservar el lugar.
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El director del parque, Gabriel Zuchtriegel, anunció el viernes pasado que, a partir del 15 de noviembre, se impondrá un límite de 20.000 visitantes diarios, con entradas nominales y turnos específicos en días de alta afluencia, como el verano. Esta medida busca gestionar mejor el flujo de personas y minimizar el impacto en el yacimiento.
Entre el 1 de abril y el 31 de octubre, los turistas deberán elegir entre dos franjas horarias para acceder al parque arqueológico de esta famosa ciudad italiana. La primera, de 9:00 a 12:00 horas, permitirá un máximo de 5.000 visitantes, y la segunda, de 12:00 a 17:30 horas, tendrá una capacidad máxima igual. Con esta estrategia, el parque pretende repartir el volumen de turistas a lo largo del día.
Zuchtriegel explicó que la intención de estas restricciones es «disminuir la presión humana en el sitio», ya que esta masificación representa riesgos tanto para las personas (especialmente en caso de emergencia) como para el propio yacimiento, que es extremadamente delicado. El director añadió que aspiran a ofrecer una experiencia turística más pausada y sostenible, que permita a los visitantes disfrutar sin aglomeraciones. Además, planean extender las áreas visitables en Pompeya y desarrollar otros yacimientos cercanos como Boscoreale, Villa dei Misteri, Civita Giuliana y Stabia, para diversificar las opciones turísticas.
Restricciones de acceso y control de visitantes como las de Pompeya se están volviendo cada vez más comunes en diferentes destinos turísticos, en especial en lugares que sufren un alto impacto por el turismo masivo, como en España. Sin embargo, no todos los residentes apoyan estas iniciativas.
En Sevilla, el Ayuntamiento ha propuesto cerrar la Plaza de España a los turistas que no residen en la ciudad y cobrar una entrada para cubrir los gastos de conservación y seguridad del emblemático espacio. Esta medida ha generado controversia. Mientras algunos ven en el cobro una forma de preservar el patrimonio, otros lo critican y mencionan el daño causado por grandes eventos privados en la plaza. También surgen muchas preguntas, como la preocupación de que los residentes deban soportar largas filas junto a turistas, como ya ocurre en otros puntos turísticos de la ciudad.
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