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Fusterlandia: el pueblo convertido en una obra de arte

No, Barcelona sigue en su sitio, no ha cogido un vuelo directo a La Habana para trasplantarse malecón arriba. La Casa Milá sigue también anclada a pie de paseo de Gracia. Casa Fuster le da cierto aire, pero es otra cosa. Y sí, está en la Cuba más colorida, artística y hasta surrealista. Fusterlandia es la plasmación de un sueño cocinado a fuego lento, el del pintor y escultor José Rodríguez Fuster.

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Fusterlandia (Steve Rushing, Flickr)

De su estudio-taller, epicentro desde que hace 30 años naciera esta creación multirreferencial, la obra de Fuster se ha ido expandiendo por su entorno vecinal como una criatura viva y comunitaria. Hoy Fusterlandia puede parecer fruto de un espíritu narcisista pero al final es solidaria en la recuperación de las casas aledañas, condenadas antes a la ruina y la decadencia, embellecidas ahora con el trabajo del artista que conquista paredes, tejados, patios y bancos. Una suerte de arte urbano para el pueblo. Lo que Fuster gana con su arte revierte en la comunidad que participa de forma democrática en el crecimiento de este enorme mural.

Fusterlandia (Joe Ross, Flickr)

Lejos de la Vieja Habana, en la frontera noroccidental, está el barrio de Jaimanitas, apenas pateado por el turismo si no fuera por la ola expansiva de Fuster que baña este pueblo de Fusterlandia. La casa original “era pequeña y de madera”, recuerda el promotor de su propia utopía. Empapado del arte de Gaudí y Brancusi, con Picasso como padre espiritual (“la alegría de vivir”, “los músicos”), este veterano artista de familia de pescadores regresó de su periplo por Europa con una misión: levantar día a día su arcadia artística a base de esculturas, mosaicos y lemas de amor a Cuba. Gallos, cocodrilos, palmeras, corazones, campesinos, gente humilde y hasta mártires del castrismo, sirenas y santeros, citas de Carpentier o Hemingway. Tropicalismo modernista siempre en construcción. Picasianismo caribeño en el posmodernismo. Arte cómplice a muchas manos. Fuster es feliz porque vive dentro del arte. De su Fusterlandia.

Fusterlandia (Steve Rushing, Flickr)

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Miguel Á. Palomo

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