Seguro que alguna vez te has preguntado qué se cuece entre bambalinas cuando viajas en avión. A simple vista, todo parece tranquilo: los pasajeros sentados, el personal de cabina paseando por los pasillos y el piloto dando la bienvenida por megafonía. Sin embargo, hay pequeños detalles y rutinas que pasan completamente desapercibidos para la mayoría. ¿Te imaginas que uno de los mayores quebraderos de cabeza para una azafata es algo tan cotidiano como un vaso de agua?
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Así lo ha desvelado recientemente Bárbara Bacilieri, quien durante catorce años trabajó como azafata en aerolíneas internacionales. A través de sus redes sociales (@barbiebac.ok), ha confesado un truco que pone en práctica gran parte de la tripulación. ¿La razón? Evitar el famoso efecto dominó. ¿Por qué un simple vaso de agua puede revolucionar la cabina?
Según cuenta Bárbara, el agua es uno de los productos más solicitados durante un vuelo, pero también uno de los que más puede complicar la organización del servicio a bordo. Si los pasajeros ven pasar a una azafata con un vaso de agua, de repente todos empiezan a pedirlo. «El agua es contagiosa», reconoce la ex azafata. Por eso, cuando alguien solicita agua, lo hacen con la mayor discreción posible, intentando que pase desapercibido para el resto del pasaje.
@barbiebac.ok Pidan toooda el agua que quieran pero vengan 🥰
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La clave está en la gestión del tiempo y la logística. Las tripulaciones tienen que atender a decenas o incluso cientos de personas, especialmente en vuelos largos. Si de repente media cabina decide pedir agua, el ritmo de trabajo se desbarata y puede afectar al resto del servicio: comidas, bebidas, duty free…
No es una norma escrita ni una regla oficial de la aerolínea, sino una costumbre nacida de la experiencia. Si te fijas, verás que el personal a menudo lleva el vaso «camuflado», o directamente lo entrega desde el galley, la pequeña cocina del avión, lejos de miradas indiscretas. En definitiva, solo los más observadores se dan cuenta.
Si eres de los que necesita hidratarse cada poco tiempo cuando vuela, hay un consejo que te puede ahorrar esperas y miradas curiosas. Bacilieri recomienda no utilizar el botón de llamada del asiento para pedir agua, sino acercarse tú mismo al galley y solicitarlo allí. Así, te lo darán casi siempre sin problema y, de paso, ayudas a que el servicio sea más fluido para todos.
Eso sí, olvídate de que te cobren un vaso de agua. El agua siempre es gratuita y forma parte del servicio básico, aunque en algunas aerolíneas sí pueden cobrarte si pides una botella individual. Pero si te conformas con un vaso, no tendrás que pagar ni un céntimo.
La próxima vez que subas a un avión, fíjate en los pequeños gestos de la tripulación. Detrás de cada movimiento hay una razón, una estrategia, o simplemente una anécdota divertida. El misterio del vaso de agua es solo una muestra de cómo el personal se las ingenia para que todo parezca bajo control, aunque por dentro estén sorteando pedidos, organizando bandejas y respondiendo a mil peticiones a la vez.
Y tú, ¿te habías dado cuenta de este detalle? ¿Eres de los que pide agua con disimulo o prefieres ir directo a la cocina del avión? La próxima vez, ya sabes el truco. Si quieres agua y no quieres ser el causante de una «epidemia de sed» en pleno vuelo, acércate a la azafata y pídelo con una sonrisa: seguro que te lo agradecen.
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