Descubre cómo recorrer la Ruta de los Cañones del Sil y la Ribeira Sacra en 2 días, con los mejores miradores, rutas,...
La Ribeira Sacra es uno de esos destinos gallegos que sorprenden a todo aquel que lo visita. Su espectacular paisaje de cañones y viñedos, su historia milenaria y la tranquilidad de sus pueblos hacen de este rincón de Galicia una escapada ideal para dos días. En este artículo te proponemos una ruta detallada para descubrir los Cañones del Sil y los principales encantos de la Ribeira Sacra en tan solo un fin de semana, aprovechando al máximo cada momento.
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El primer día lo dedicaremos a explorar los cañones del río Sil, una de las estampas más impresionantes de la Ribeira Sacra. La mejor forma de empezar es acercarse a alguno de los miradores que salpican la zona, como el famoso Mirador de Cabezoás o el Mirador de Vilouxe. Desde aquí podrás contemplar una panorámica espectacular del profundo cañón que ha ido esculpiendo el Sil durante siglos y de los viñedos que cuelgan en terrazas imposibles.
Una de las experiencias más recomendables es navegar por el Sil en uno de los catamaranes turísticos que recorren el río. El embarcadero de Santo Estevo es uno de los puntos principales de salida. Durante el trayecto, las vistas de los cañones desde el agua son aún más impresionantes y podrás conocer la historia de la viticultura heroica de la zona, así como detalles sobre la flora y fauna local.
Tras el paseo fluvial, no puede faltar una visita al Monasterio de Santo Estevo, uno de los conjuntos monásticos más importantes de Galicia. Actualmente funciona como Parador, pero se puede visitar su iglesia, los claustros y conocer más sobre la vida monacal en la Ribeira Sacra. El entorno es espectacular y la historia que se respira entre sus muros te transportará a otra época.
Para reponer fuerzas, nada mejor que probar la gastronomía local. En pueblos como Parada de Sil o Castro Caldelas encontrarás restaurantes familiares donde degustar platos típicos como el pulpo a feira, la empanada gallega o la ternera gallega, acompañados de los vinos de la Denominación de Origen Ribeira Sacra.
Por la tarde, una buena opción es hacer una ruta de senderismo corta, como la de los Balcones de Madrid. Se trata de un sendero sencillo que lleva hasta uno de los miradores más emblemáticos de la zona, desde donde las vistas del cañón son simplemente impresionantes. Si te gusta la fotografía, este es el lugar ideal para conseguir una imagen de postal.
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En el segundo día de la ruta toca descubrir el lado más espiritual y artístico de la Ribeira Sacra. El Monasterio de Santa Cristina es una joya del románico escondida en mitad del bosque, junto al río Sil. La paz que se respira aquí y la belleza del entorno hacen que la visita merezca mucho la pena. Puedes llegar en coche o a pie, siguiendo una ruta de senderismo que atraviesa el bosque autóctono de la zona.
La Ribeira Sacra es tierra de vinos, así que no puede faltar una visita a alguna de sus bodegas. Muchas ofrecen catas guiadas y recorridos por los viñedos en terrazas, donde podrás conocer la tradición de la viticultura heroica y probar los famosos tintos de mencía o godello. En Adegas Regina Viarum o Ponte da Boga te explicarán todo el proceso y podrás comprar vino directamente del productor.
Para completar la escapada, te proponemos una parada en Castro Caldelas, uno de los pueblos más bonitos de la Ribeira Sacra. Sus callejuelas empedradas y su imponente castillo medieval te trasladarán a otra época. Desde lo alto de la fortaleza disfrutarás de unas vistas preciosas del entorno y, si tienes tiempo, puedes pasear por el casco antiguo, declarado conjunto histórico-artístico.
Si te sobra algo de tiempo antes de regresar, acércate a Monforte de Lemos. Su plaza principal, la de Os Caneiros, y la Torre del Homenaje del antiguo monasterio ofrecen un final perfecto para una escapada por la Ribeira Sacra. Aquí podrás tomar algo en una terraza y empaparte del ambiente tranquilo de la Galicia interior.
En solo dos días puedes descubrir lo esencial de la Ribeira Sacra y los Cañones del Sil, pero seguro que te quedas con ganas de volver y seguir explorando este rincón mágico de Galicia. Recuerda disfrutar con calma de cada mirador, cada bodega y cada pueblo, porque en la Ribeira Sacra el tiempo parece detenerse.
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