Linguine funghi e tartufo (Don Lisander Madrid, Facebook)
Ojo, palabras mayores. Solemos aventurarnos con rankings en los que jerarquizamos restaurantes de toda naturaleza en ésta u otra ciudad. Pero claro, hay que hablar de los restaurantes italianos y eso es material sensible porque cada cual tiene sus favoritos, sus intocables, los suyos y de nadie más. A riesgo de encender paladares sensibles nos lanzamos a desglosar nuestros mejores sitios donde comer pasta –pasta, repetimos- en Madrid. Restaurantes italianos en los que descubrir parte del alma trasalpina.
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La casa de Marco di Tullio igual no es el restaurante italiano más despampanante de Madrid pero, una vez asentado tras el chasco que supuso el cierre del San Carlo, es buena pista para entender en qué consiste la pasta sencilla, tradicional y casera. Aunque tiene otros platos imprescindibles como el strudel de verduras o las pizzas, no se falla si se opta por los tagliatelle con boletus, los gnocchetti sardi, los penne arrabiate o la pasta rellena de salmón.
A ritmo de aria ahora sí entramos en faena del restaurante italiano más celebrity. Es la expresión gastronómica de su alma mater, Andrea Tumbarello, todo un huracán de sociabilidad genuinamente italiana. La pasta que aquí encontramos tiene poco que objetar, y por eso se paga lo que se paga, aunque sea por una “simple” carbonara sin nata acabada en la misma mesa. Lujo con personalidad envuelta en ópera buffa.
Aunque pareciera seguir con temática operística, la cucada de local que regenta el joven Gianni Pinto no se ofrece en forma tan expansiva como el anterior restaurante sino desde la intimidad. Eso sí, la materia prima italiana es de extremada calidad, como las elaboraciones diarias. Pocas cosas pero perfectas. Ejemplo actual: ravioli de calabaza al estilo Mantovano y tagliatelle al huevo con salsa de trufa blanca y tapenade de trufa negra. Para qué más.
Alberto Carta es el artífice de algunas de las pizzas más memorables de la ciudad –y de parte del extranjero-, pero su trattoria da también para recrearse en las pastas caseras y artesanales a elegir entre un buen puñado de espaguetis, tagliatelle, rigatoni y ñoquis. Ojo a la salsa de tomate, para rebañar hasta erosionar el plato.
Perfecto tándem el que siempre han formado Dino Nanni en sala y María Rosa García Manso en cocina al frente de su aventura restauradora, ya sea fuera de nuestras fronteras, en Majadahonda o ya en la capital. Si andamos buscando pasta con toque excelso, María Rosa hace que el término al dente sea verdaderamente primoroso, sin excusas. El restaurante es agradable, con un punto familiar, pero acabaríamos con las carbonaras, las lasañas o los raviolis rellenos de Ars Vivendi aunque estuviera en la copa de un árbol.
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Lugar de encuentro reservado y entrañable, el rincón de Angelo Loi es sincero y fiel a su origen sardo como contundente es la pasta que nos presenta. Linguini carbonara con papata (y sin nata), espagueti con albóndigas, ñoquis sardos con ragut de salchichas… El sur de Italia en cada plato.
No dejamos el sur, en este caso destino a Palermo y a su famoso mercado que es todo un festival para los sentidos. Angelo Marino divide la experiencia siciliana en dos: mercato alto y bajo. Arriba, más fina y con recetas marineras. Abajo, más informal y desenfadado para picar (también pasta como fusilli con salsa de cuatro tomates, tagliolini con zumo de Sicilia o espagueti con sardinas e hinojo silvestre) y tirar de vinos por copas. ¿Quieres más? Toca la puerta de Premiata Fornería Ballaró.
Guillermo no es italiano pero lidera este restaurante del barrio del Retiro en el que hace sentir a los comensales como en su propia casa gracias a su labia, a las pizzas y pastas conseguidas y a una de las cartas de destilados más abrumadoras jamás conocidas. La terraza de verano es el plus. Pero sus espaguetis alle vongole o cualquier cosa que lleve trufa ya merecen la visita.
No suele nombrarse lo suficiente pero esta trattoria, más allá del resto de restaurantes del grupo, nos sigue cautivando. La ambientación, tan típica que nos la creemos, y los sabores del sur traídos por el napolitano Enrico Bosco, que también nos los creemos, forman un todo que aunque algún día falle no llegaremos a cuestionar. Pastas clásicas, frescas y rellenas, junto a las pizzas, son la base de una carta a precios además muy asequibles.
Si lo que buscamos es casi un escenario de El Padrino, Ignazio Deias tiene el suyo. Manteles de cuadros, mostrador de quesos y embutidos, estanterías repletas de paquetes de pasta, mucho ladrillo y mucha madera… Increíble, pero cierto. En mesa: pastas sencillas napolitanas, pasta corta de Cerdeña con queso de oveja, lasaña un pelín socarrat y unos cuantos espaguetis. Sólo falta Alberto Sordi o, directamente, Vito Corleone.
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En mi opinión falta éste:
Il Boccone
Hay muchos mas restaurante donde comer deliciosas pastas en madrid para estar en la top 10 superior a los nombrados
ARS VIVENDI LLEVA CERRADO VARIOS AÑOS