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Los 15 pueblos más bonitos de España para descubrir en coche

España no cabe en una sola postal. Ni en una guía de viaje, ni en un solo acento, ni en una receta típica. Es una suma de paisajes que cambian cada pocos kilómetros, de pueblos con ritmos distintos, de sabores que no se repiten y tradiciones que se mezclan con la modernidad.

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Por suerte, existe una forma de descubrir todo eso con libertad: el coche. El único medio que te facilita detenerse cada vez que algo te llama, improvisar una parada en una bodega familiar, alargar la sobremesa en una plaza tranquila o seguir esa carretera secundaria que no estaba en los planes.

Conducir por la geografía española es conectar con su diversidad, a tu manera y a tu ritmo. Y para eso, los pueblos que aparecen en listados recientes como “los más bonitos” de España son la excusa perfecta.

Los pueblos más bonitos de España para conocer en coche

Si estás pensando en organizar un viaje en coche a algún rincón con encanto y no sabes por cuál empezar, echa un vistazo a estas 15 recomendaciones que aparecen en todas las listas —tanto nacionales como internacionales— de los pueblos más bonitos de España:

Albarracín (Teruel)

Con sus muros rojizos, sus callejones de piedra y el río Guadalaviar serpenteando por en medio, Albarracín es de esos sitios donde llegas en coche y te quedas a mirar.

Cada curva del acceso al pueblo ofrece una vista distinta del pueblo, como si se fuera revelando poco a poco. Una vez allí, basta con pasear por sus calles para caer rendido a sus encantos.

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Cudillero (Asturias)

Casas de colores escalonadas sobre el mar, un puerto tranquilo y carreteras costeras que invitan a frenar, bajar la ventanilla y respirar.

Subir a cualquiera de sus miradores en coche permite ver el pueblo como un anfiteatro que cae hacia el mar, repleto de color y personalidad.

Santillana del Mar (Cantabria)

Calles empedradas, arquitectura medieval bien conservada y ese aire de “pueblo de cuento”. Llegar en coche te permite explorar Santillana y sus inmediaciones sin prisa para paladearlas.

Es uno de esos lugares que parecen detenidos en el tiempo, y cada paseo confirma por qué aparece en todas las listas de pueblos españoles más bonitos.

Aínsa (Huesca)

En pleno Pirineo aragonés, aparece este municipio con murallas, piedra, senderos y naturaleza. Llegar a Aínsa en coche te permite detenerte en miradores sin depender de transporte público y disfrutarlo a tu aire.

La plaza mayor, con sus soportales y vistas, es el tipo de sitio donde uno se quedaría horas y horas sin hacer nada.

La Alberca (Salamanca)

En plena Sierra de Francia encontramos calles estrechas, casas de pizarra y madera, un ambiente rústico que el coche te permite disfrutar al máximo.

El contraste entre lo medieval del casco y el paisaje natural que lo rodea hace que cada rincón de su geografía merezca la pena.

Trujillo (Cáceres)

Castillo, palacios en piedra y sabor histórico en cada rincón es lo que ofrece Trujillo. El coche es la mejor manera para llegar y explorar sus alrededores sin reloj.

La Plaza Mayor, vista desde cualquiera de sus accesos, impresiona incluso antes de poner un pie en ella.

Llastres (Asturias)

Este pueblo marinero de tejados rojos, acantilados y miradores es el lugar perfecto desde el que empezar a recorrer la costa asturiana sin prisa.

Las vistas desde la parte alta, con el Cantábrico extendiéndose al fondo, son de las que no se olvidan.

Cadaqués (Girona)

Su paisaje de mar, sus casas blancas y ese aire especial del Cabo de Creus hacen del pueblo en el que vivió Salvador Dalí un lugar irrepetible.

Las curvas que te vas encontramos antes de llegar en coche regalan uno de los mejores “primeros planos” de un pueblo del Mediterráneo con todas las letras.

Cadaqués en Girona (Adobe Stock)

Peñíscola (Castellón)

Fortaleza sobre el mar, calles que bajan hasta la playa y un casco viejo lleno de historia hacen de su casco amurallado uno de los más bonitos del mundo.

Desde la carretera costera, el castillo parece surgir del agua, como un decorado perfecto. Una parada obligatoria si se visita Castelló.

Ribadavia (Ourense)

Este pequeño municipio en la comarca del Ribeiro, en Galicia, ha sido reconocido por su patrimonio medieval, su barrio judío y su tradición vitivinícola.

Alquilar un coche en Ourense te permite llegar sin prisas, aparcar con facilidad y descubrir sus callejuelas, bodegas y los paisajes tranquilos que la rodean al ritmo que tú marques.

Frigiliana (Málaga)

Frigiliana la definen sus callejones blancos, sus flores, sus vistas al Mediterráneo y un ambiente tranquilo ideal para una escapada relajante.

El contraste entre las casas encaladas y la sierra que la rodea te recibe incluso antes de aparcar, invitándote a un agradable paseo.

Combarro (Pontevedra)

Hórreos junto al mar, calles de piedra y un ambiente marinero auténtico son un reclamo irrechazable para los amantes de los pueblos con encanto.

Si llegas en coche puedes combinar la visita a este municipio con rutas costeras donde cada curva regala una nueva postal de película.

Potes (Cantabria)

Potes ofrece puentes históricos, montañas preciosas y verde por todas partes. No por nada está considerado como uno de los accesos más bonitos a los Picos de Europa.

Este es un punto de partida ideal para perderte por los valles y miradores del entorno, y una parada obligatoria para quienes vistan tierras cántabras.

Pedraza (Segovia)

Pedraza cuenta con una muralla, un castillo y un ambiente medieval que se mantiene intacto.

Quienes llegan en coche ven cómo poco a poco el pueblo va apareciendo en medio del paisaje castellano hasta revelarse en todo su esplendor. Una visita única.

Frías (Burgos)

Sus casas colgadas, su castillo y su histórico puente medieval sobre el Ebro que se pueden encontrar en Frías justifican un viaje en coche desde cualquier lugar de la península.

Desde la carretera, el perfil del pueblo en lo alto del risco parece sacado de un libro de leyendas medievales.

Todos estos destinos ponen de manifiesto que, más que un medio para llegar, el coche puede ser parte del viaje.

Te permite improvisar, cambiar de ruta y dormir en un pueblo distinto cada noche sin depender de aviones, buses o trenes e ir amoldando la aventura a lo que te pide el cuerpo.

Además, no hace falta que tengas coche propio, ya que, o bien en tu ciudad o en la más cercana al destino, puedes recurrir al alquiler de vehículos y encontrar el modelo perfecto para tu próxima aventura.

Recuerda: viajes al pueblo que viajes hazlo sin prisa y paladea cada curva y parada en el camino.


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Azucena Chicharro

Creadora de contenido y viajera apasionada. Me encanta descubrir y compartir nuevos rincones del mundo, restaurantes y nuevos planes.

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