Quien haya pisado un resort en verano sabe que la zona de piscinas a primera hora parece un episodio aparte del día. Antes de que amanezca, ya hay quien baja corriendo para dejar su toalla en la mejor hamaca, asegurando así el sitio en primera línea. Pero lo que hasta ahora eran pequeñas maniobras, de un tiempo a esta parte se ha convertido en auténticas escenas dignas de película.
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Hace solo unos días, la cuenta de Instagram @tenerifequejasvecinales publicaba un vídeo grabado en un conocido hotel de Adeje. En él, varios turistas aparecían durmiendo plácidamente en las hamacas junto a la piscina. ¿El motivo? Asegurarse el sitio más codiciado desde primera hora y no perderlo en ningún momento del día.
Una parte de los usuarios de redes sociales salió en defensa de los turistas: si el hotel lo permite y el cliente paga, cada uno es libre de pasar las vacaciones como quiera. Incluso hubo quien ironizó diciendo que, al menos, así no llenan los senderos ni las playas cercanas.
¿Dónde está el límite? Todo apunta a que la clave está en las normas internas del hotel. Algunos usuarios con experiencia en el sector contaban que en sus establecimientos no se permite ocupar hamacas fuera del horario establecido, y es que, cuando existen reglas claras y se cumplen, los problemas se reducen.
El debate se amplió rápidamente hacia el modelo del todo incluido. Muchos señalan que este sistema «encierra» al turista dentro del hotel: desayunan, comen, meriendan y cenan allí, saliendo poco y dejando el gasto fuera del recinto a mínimos. Esto genera cierta frustración entre los negocios locales, que ven cómo los visitantes apenas pisan sus bares, tiendas o taxis.
El humor también ha tenido su papel en la discusión. Frases como «pagar una habitación para dormir en una hamaca» o «madrugar en vacaciones para una tumbona« han inundado los comentarios, dejando claro que la situación, por absurda que parezca, esconde un problema más profundo: la masificación y la falta de gestión de los espacios comunes.
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Los vídeos virales de Canarias, Tenerife y otros destinos de playa se han multiplicado: colas antes de que abra la piscina, carreras con la toalla en mano y discusiones entre huéspedes por quién llegó primero. El patrón se repite una y otra vez.
En aquellos hoteles donde se han implantado normas claras: horarios estrictos, retirada de toallas «sin dueño» y control de accesos la tensión se reduce en cuestión de minutos. Dormir en una hamaca es, al final, el síntoma visible de una suma de pequeñas decisiones: desde cómo gestiona el hotel hasta el comportamiento de los huéspedes y el modelo de turismo que se fomenta.
Lo que empezó como una anécdota se está convirtiendo, poco a poco, en una tendencia preocupante. No solo en Canarias y Tenerife, sino en cualquier destino popular de sol y playa. Cada vez son más los viajeros que, por miedo a quedarse sin sitio, adoptan estrategias de lo más variopintas: desde dejar la toalla de madrugada hasta directamente pasar la noche en la tumbona.
¿Te atreverías a dormir en una hamaca por una tumbona de primera fila? La próxima vez que reserves un resort, puede que la batalla empiece mucho antes de lo que imaginas.
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