En España estamos acostumbrados a celebrar la Nochebuena reuniéndonos en familia alrededor de una mesa repleta de platos tradicionales: cordero, marisco, turrones y polvorones no suelen faltar en la mayoría de hogares. Sin embargo, en otros países las costumbres pueden ser radicalmente diferentes. Un caso que llama especialmente la atención es el de Japón, donde el pollo frito se ha convertido en el auténtico protagonista de la cena navideña. ¿Cómo ha llegado una cadena de comida rápida a formar parte de una de las festividades más importantes del año? Te lo contamos todo sobre esta curiosa tradición japonesa.
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La Navidad en Japón no tiene el mismo significado religioso que en los países de tradición cristiana. Allí, menos del 1% de la población es cristiana, por lo que la festividad se vive de manera más comercial y social. Las luces, los regalos y las citas románticas son los elementos principales de la celebración, pero lo más sorprendente es la cena: el pollo frito, especialmente el de la cadena KFC, se ha convertido en el plato estrella de la Nochebuena japonesa.
Esta costumbre tiene su origen en una exitosa campaña de marketing de KFC en los años 70. En 1974, la empresa lanzó la campaña Kurisumasu ni wa Kentakkii! (¡Kentucky para Navidad!), animando a los japoneses a reservar su cubo de pollo frito para la cena navideña. La idea era ofrecer una alternativa «occidental» a la tradicional cena de pavo, que resultaba imposible de encontrar en Japón. El público acogió la propuesta con entusiasmo y, desde entonces, millones de japoneses celebran la noche del 24 de diciembre con un menú especial de pollo frito.
En Japón, la Navidad se asocia más a la alegría, el consumo y el tiempo en pareja que a la tradición familiar y religiosa. Las calles y los comercios se llenan de luces y decoraciones, y los jóvenes suelen aprovechar la ocasión para tener citas románticas. Es habitual intercambiar regalos, pero el auténtico evento es reservar con antelación el menú navideño de KFC, que puede incluir pollo frito, ensaladas y hasta tarta de Navidad.
Durante las semanas previas a la Navidad, KFC se convierte en un auténtico fenómeno en Japón. Las reservas para la cena de Nochebuena se abren con semanas de antelación y las colas en los locales pueden ser kilométricas. El menú especial suele incluir:
Todo ello presentado en cajas decoradas con motivos navideños y, a veces, con pequeños regalos promocionales. El precio de estos menús puede superar los 30 o 40 euros, pero para los japoneses es un pequeño lujo que merece la pena para celebrar la fecha de una manera especial.
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Aunque la tradición del pollo frito en Navidad es puramente japonesa, surge como resultado de la fascinación por la cultura occidental. En los años 70, Japón vivía un auténtico boom de consumo y modernización, y muchas empresas extranjeras vieron una oportunidad de negocio. KFC supo adaptar su producto y su mensaje a las necesidades y deseos de la sociedad japonesa, que quería experimentar una «Navidad a la americana» sin renunciar a sus propias costumbres.
Aparte de la sorprendente cena de pollo frito, hay otros detalles que distinguen la Navidad japonesa:
En Japón, la Nochebuena tiene un carácter mucho más social y desenfadado que en España. Lo habitual es celebrar la cena con amigos, compañeros de trabajo o la pareja, en lugar de reunir a toda la familia. La tradición del pollo frito se adapta perfectamente a esta forma de celebrar: es fácil de compartir, se puede pedir para llevar y evita las largas horas de preparación que requieren los platos tradicionales de otras culturas.
Uno de los motivos por los que el pollo frito de KFC triunfó en Japón es la dificultad de encontrar pavo en el país. El pavo no es un ave común en la gastronomía japonesa y, además, sus hornos no están adaptados para cocinar piezas de gran tamaño. El pollo frito, en cambio, es fácil de preparar y transportar, y las cadenas como KFC supieron cubrir esa necesidad con rapidez.
Para muchos japoneses, cenar pollo frito en Navidad se ha convertido en una tradición tan arraigada como lo son para nosotros los turrones o el marisco. Lo viven con humor y orgullo, conscientes de que es una costumbre única en el mundo. Además, se ha convertido en una manera de celebrar la Navidad al estilo japonés, adaptando una festividad extranjera a su propia identidad cultural.
La próxima vez que pienses en la cena de Nochebuena, recuerda que en Japón el pollo frito es el rey indiscutible de la mesa. Una tradición moderna, divertida y deliciosa que demuestra cómo las costumbres pueden adaptarse y transformarse, incluso en torno a una cadena de comida rápida. ¿Te animarías a probarlo alguna vez?
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