Una azafata confiesa la dura realidad de su trabajo: "Me da ganas de vomitar" (Chat GPT)
Trabajar en aviación siempre ha estado envuelto en un halo de glamour y emoción. Muchos piensan que ser azafata significa recorrer el mundo gratis, disfrutar de destinos paradisíacos y vivir con una dosis diaria de aventuras. Pero, ¿es realmente así la vida cuando te pones el uniforme y te subes a un avión? La respuesta puede sorprenderte.
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Mercedes Pérez, una joven azafata española, ha decidido romper el silencio sobre lo que realmente implica ser tripulante de cabina. En un vídeo que ha publicado en su cuenta de TikTok, ha compartido con sus seguidores los aspectos más duros de su día a día, generando un aluvión de comentarios y reacciones.
«Pues nada chicas, otro día más en mi vlog como azafata de vuelo y os voy a contar una cosa. Estoy aquí a las cinco de la mañana literalmente, con un sueño de la maldita hostia», comienza Mercedes con sinceridad. Sus palabras destapan esa parte del trabajo que rara vez se ve en las redes sociales.
Una de las realidades más chocantes es el horario. «Llevo una semana que voy de madrugadas, levantándome a las tres de la mañana todos los días sin dormir muy bien, porque no duermo bien cuando me levanto tan pronto», admite la tripulante. Y no es para menos. Despertarse a las tres de la mañana no es algo que el cuerpo asimile fácilmente; como ella misma dice, «no es que madrugues y tal, es que para mí levantarte a las tres es levantarte por la noche».
El desgaste físico va más allá del sueño. Mercedes confiesa que a veces se levanta directamente «con ganas de vomitar». El cansancio extremo, los cambios de horario y la presión por estar siempre perfecta y atenta pasan factura. No es de extrañar que su testimonio haya resonado tanto entre quienes conocen de cerca esta profesión.
Si pensabas que las azafatas se mueven en taxis privados y disfrutan de privilegios exclusivos, puede que la realidad te sorprenda. Hoy en día, muchos tripulantes de cabina van en autobús al aeropuerto junto con los pasajeros. Los tiempos han cambiado y, aunque sigue siendo un trabajo especial, las comodidades ya no son las de antes.
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En palabras de Mercedes: «Aquí estoy literalmente esperando el bus, no hay nadie en la calle. Y nada, eso chicas, que también tiene sus sacrificios». Ese lado desconocido, el de las esperas solitarias en la oscuridad, forma parte de la rutina diaria.
El testimonio de Mercedes no solo ha generado empatía, sino también ese morbo que despierta conocer la trastienda de las profesiones idealizadas.La realidad es que cada vuelo es un reto: horarios imposibles, jet lag, pasajeros exigentes y una exigencia de concentración constante. Las redes sociales muestran la parte más atractiva, pero la vida real es mucho más compleja e interesante de lo que parece.
Más allá de los estereotipos, las azafatas son personas con sus propias luchas diarias. El vídeo de Mercedes es un recordatorio de que detrás de cada sonrisa hay un esfuerzo enorme y muchas renuncias. Quizá la próxima vez que viajes, mires a la tripulación con otros ojos, sabiendo que su trabajo va mucho más allá de servirte un café a 10.000 metros de altura.
La próxima vez que veas a una azafata bostezando mientras espera el autobús en plena madrugada, sabrás que su vida es mucho más interesante y sacrificada de lo que jamás imaginaste.
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