Zenith El Primero en Chrono24 Un reloj legendario (Pexels)
Desde su lanzamiento en 1969, el Zenith El Primero – Uhren auf Chrono24 ha conseguido hacerse un hueco como uno de los cronógrafos automáticos imprescindibles. Tiene un club de admiradores en la historia de la relojería. Tiene un calibre legendario y es famoso por su alta frecuencia, que los viajeros pueden encontrar en las mejores tiendas del mundo.
Publicidad
La precisión de Zenith El Primero es inusual entre la competencia y por eso está presente un una amplia variedad de modelos. Se pueden encontrar en Chrono24, tantos en versiones deportivas elegantes, como en las ediciones limitadas. Estamos ante la excelencia de la relojería suiza, que ha marcado un status de culto en todo el mundo.
Todo empezó en 1962, con la idea de lanzarlo al mercado en 1965, cuando se celebraría el centenario de Zenith. Pero el proyecto era complicado y ambicioso, así que acabó tardando casi siete años en ver la luz. Se comercializó finalmente el 10 de enero de 1969 y se convirtió en el primer cronógrafo automático de alta frecuencia integrado en todo el mundo. Los viajeros de todo el mundo tenían por fin un reloj a la altura de sus exigencias.
La gran propiedad de Zenith El Primero es que funciona a 36.000 alternancias por hora, 5 Hz, lo que le permite medir los tiempos con una frecuencia alucinante de una décima de segundo, una proeza que para la década de los 70 que estaba a punto de iniciarse era todo un lujo, o luxusuhren, como lo llamarían los suizos.
Tenía una gran precisión, pero también otras innovaciones en la técnica dignas de ser mencionadas. El Primero tiene una reserva de marcha de cerca de 50 horas. Eso supera el estándar de muchos otros cronógrafos coetáneos a este modelo. Con los años, se ha ido adaptando a las necesidades que iban surgiendo. Ahora integra un calendario perpetuo que puede sobrevivir a la humanidad, incluye las fases lunares o las grandes fechas.
En los últimos años, el Zenith El Primero ha incorporado materiales como el silicio en su órgano regulador y en el escape. Eso ha hecho que mejorar su resistencia a campos magnéticos y a los cambios de temperatura. Estos son cada vez más drásticos y comunes, por los que es un gran avance.
Publicidad
Con el nuevo material incorporado, el cronógrafo ha sido y es el corazón de varias colecciones de relojes emblemáticas de Zenith. Una de ellas es el Chronomaster, quizá la más conocida entre los admiradores de la relojería suiza. El modelo Chronomaster Original, de 38 o 42 mm, tiene aspectos a destacar como la fecha desplazada o la aermonía visual más clásica.
También bombea en modelos esqueleto como el Chronomaster Open o el Grande Date Full Open, que permiten que se pueda ver todo el engranaje del cronógrafo a través del cristal de la esfera. Es una innovación estética que hace las delicias de los coleccionistas. Más reciente, del 2003, es El Primero Tourbillon, que fue el primero de alta frecuencia de su clase. Permite complicaciones sofisticadas como la repetición de minutos o el calendario perpetuo que mencionábamos antes.
El Primero 21 en la línea Defy fue el siguiente gran paso en innovación tecnológica allá por 2017. Tiene un movimiento biplanar, con un cronógrafo que tiene escape independiente y alcanza una frecuencia con un cero más a la derecha: 360.000 alternancias por hora. Mide los tiempos con una precisión de centésimas de segundo y su segundero vuela una vuelta por segundo.
La fama mundial de este calibre marcó un antes y un después en la alta relojería. Lo han utilizado casi todas las manufacturas suizas, incluido el Rolex Daytona. No solo han sido los primeros, sino que también han ayudado a salvar a todo el sector. Zenith es a día de hoy una de las joyas de la corona de la manufactura de relojería.
El secreto de su éxito es su capacidad para estar siempre ahí. De la marca están enamorados los jóvenes, porque es el reloj que llevaban sus madres o sus abuelos, pero ahora es también el de las nuevas generaciones. Porque saben lo importante que fue la marca durante la crisis del cuarzo, que forjó su identidad atemporal.
Charles Vermot es el nombre de esta leyenda. En su día desatendió las órdenes de la corporación que había comprado la mayoría de las acciones del grupo. Le mandaban que vendiera y se deshiciera de todos los materiales para construir calibres mecánicos, incluidos los de El Primero, que sólo tenía cinco años de vida. Pero Vermot lo escondió todo en el almacén de la azotea de la fábrica que es hoy un museo.
Cuando en 1981 Ebel quiso solicitar varios calibres a Zenith para montar los nuevos cronógrafos, por suerte, Vermot reveló que había guardado el utillaje, además de todos los planos y procesos. También tenía todo un stock de componentes. Gracias a esa acción, Rolex pudo conseguir un calibre automático para su Daytona y la alta relojería no tuvo que empezar de cero. El Primero no fue solo un mecanismo pionero, sino también el corazón de la industria relojera.
La manufactura de la marca en Le Locle guarda ese y muchos otros tesoros: desde su personal hasta los edificios, que están en el mismo lugar desde 1865. Los viajeros fisgones pueden visitarla y descubrir en ella todas sus colecciones, movimientos y archivos. Zenith hace que el pasado sea accesible y lo usa para seguir creando el futuro.
ÚNETE AHORA
Cuando llega el invierno y la nieve cubre los paisajes, muchos padres buscan destinos en…
Si eres amante de los dulces tradicionales y cada Navidad buscas el auténtico sabor andaluz,…
Viajar en 2025 será mucho más sencillo gracias a los avances en tecnología aplicados al…
Viajar en avión se ha convertido en algo cada vez más accesible en España, gracias…
¿Buscas ideas originales para disfrutar de un fin de semana en familia sin gastar demasiado?…
Planificar un viaje puede ser una tarea emocionante, pero elegir el portal adecuado para reservar…