Un pasajero abrió la puerta de emergencia porque tenía calor (iStock)
Cuando viajamos en avión es muy habitual que el frío o el calor nos entre repentinamente sin avisar. ¿Cuántas veces hemos pensado ‘ojalá pudiese abrir la ventana‘? Y es que, hay veces que no basta con regular el aire acondicionado. Como cuando queremos leer y esa mínima linterna no nos llega ni a la mesa plegable del asiento delantero y encenderíamos el avión entero. ¿Te imaginas tener calor y abrir la puerta que entre el aire?
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Un pasajero que viajaba con destino a Mianyang, en China, pensó que no pasaría nada por abrir ‘un poco’ la ventana del avión y así calmaría su sofoco. Al presionar la puerta, la palanca se activó, dando lugar a una salida de emergencia que tienen todas las aeronaves. Por sorpresa para él y el resto de pasajeros, la puerta se soltó y el tobogán de escape se activó, desplegándose sobre la pista de aterrizaje.
Afortunadamente, el suceso ocurrió cuando el avión estaba aterrizando y no cuando estaba en el aire, pudiendo haber acabado con la vida de todos los pasajeros.
Gracias a ello, no hubo daños humanos. Aunque a el hombre ‘acalorado’ no se le pasó el sofoco cuando llegó a tierra. La tripulación avisó a las autoridades y fue capturado nada más llegar a tierra por la eliminación no autorizada de las instalaciones de un avión.
Se le ha condenado con 15 días de detención y 11.000 dólares que estarán destinados a cubrir los gastos de reparación.
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Ante la multa millonaria, el joven chino de 25 años se defendió diciendo que el calor que había dentro del avión era insoportable y necesitaba tomar el aire para tranquilizarse. “Hacía tanto calor dentro del avión que simplemente empujé hacia abajo la manilla que estaba a mi lado”, explicaba el pasajero, según ha informado el South China Morning Post.
La aerolínea ha confirmado que antes del viaje siempre se informa a los pasajeros sobre cuáles son las salidas de emergencia y se les proporciona información de seguridad para que no sucedan este tipo de cosas.
Afortunadamente, el acto se produjo cuando el avión estaba desembarcando y no cuando se encontraba en pleno vuelo. De lo contrario, al accionar la palanca a unos 11.000 metros de altura, la cabina sufriría una violenta descompresión capaz de succionar a cualquiera que no estuviera bien sujeto a su asiento, incluso a los que sí lo estuvieran y se situasen cerca de la puerta.
De todos modos, no es muy probable que esto pase, ya que la diferencia de presión cuando el avión está volando es demasiado grande para abrirla; sería algo parecido a levantar una tonelada de peso con tan solo los brazos. Antes del despegue, las puertas se ajustan al marco funcionando como un tapón que mantiene el aire en el interior mientras se realiza el vuelo.
En el caso anterior, los pasajeros apenas notarían el ruido de los motores. Lo más probable es que el piloto se diese cuenta al verlo en su panel de control – una indicación de que la puerta está abierta, como en los coches – y aterrizaría la aeronave con más dificultad pero como de costumbre.
Algunos aviones ya están perfectamente diseñados para que no se produzcan estos sucesos en pleno vuelo, otros más antiguos aún corren el riesgo de bajar la ventanilla cuando nos da calor.
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